¿Por qué los demás tienen que cuestionarse mi forma de actuar?, ¿por qué los demás me tienen que dar gratuítamente consejos que no pido?, ¿por qué mis valores y prioridades tienen que coincidir con los de ellos?.
No soy mejor ni peor que nadie y tampoco hago las cosas para aparentar ser alguien que en realidad no soy. Soy un ser humano y como tal, único e irrepetible, con un móntón de defectos y alguna que otra virtud.
En este momento de mi vida, me siento plenamente ralizado porque me siento por primera vez útil y tambien imprescindible, porque me encuentro entregando un poco de lo mucho que recibí. Me encuentro cuidando a mi madre, despues de que ella pasara ochenta años cuidándome a mi.
Los hijos tenemos muchas opciones, al igual que los padres disfrutan de un amplio abano para afrontar su paternidad: Cuidadores, guarderías, reducción de las jornadas laborales, etc... Las opciones, igualmente, no son ni mejores ni peores, son DIFERENTES. Probablemente si yo pasara mi infancia y adolescencia alejado de mis progenitores, hoy no sería quien soy, probablemente mis valores y prioridades en la vida, serían otros muy diferentes.
La mejor herencia que he recibido en vida de mis padres, es el tiempo que me han regalado, las horas que han pasado a mi lado.
Estoy sorprendido, orgulloso y satisfecho de que una situación límite, me estea haciendo descubrir cuales son esos valores que anidan en lo más profundo de mi corazón.
Siempre me consideré una persona sumamente agradecida, en ocasiones en demasía, tal vez por eso, me está resultando muy fácil afrontar esta nueva etapa de mi vida que deseo firmemente se prolongue en el tiempo y me permita proporcionar todas las caricias que tenía guardadas, expresar palabras y sentimientos camuflados, entregar los besos tanto tiempo silenciados.
No niego que esta situación personal a veces me resulte incómoda y difícil de sobrellevar pero pienso que resulta menos difícil que aquellas otras situaciones que a mis padres les tocó vivir conmigo.
A pesar de todo y de las circunstancias, me siento tremendamente recompensado con la sonrrisa que esbozan los labios de mi madre, con una caricia que me llega al alma. Jamás la vida ni las personas que me rodean, me recompensaron de tal forma. Jamás nadie me estimó y apreció tanto como lo hicieron y siguen haciendo mis padres.
Hoy día, me conformaría con saber que me asemejo en algo al hijo que siempre quisieron tener. Anhelo llegar a ser algún día la sombra desvanecida de ese proyecto inacabado e imperfecto que sigo siendo.
En esta etapa, estoy aprendiendo tambien a no cuestionarme los posicionamientos de los demás, yo que era tan dado a cometer este error. Ya no tengo el mínimo interés en cambiar el mundo ni a las personas, me conformo con luchar a diario para que las personas y el mundo no acaben cambiandome a mi.
Sigo a mantener la pose de cara a la galería, retomo la impostura cada nuevo día para subir al escenario exterior de la vida pero en cuanto dejo el coche en el garage, igualmente aparco esa pose ficticia. Entonces cuando introduzco la llave en la cerradura, vuelvo a mi realidad, vuelvo a ser yo, renace la pura esencia de mi ser y afortunadamente aún alguien me sigue esperando tras la puerta para decirme que tardé mucho, que me está esperando. ¡Qué hermoso saber que alguien te espera!, ¡qué hermoso saber que alguien te echa en falta!.
Opciones en la vida hay muchas, infinitas, pero cada una es diferente de las otras. Cada uno tiene que escoger aquellas que no supongan un choque frontal con sus valores y principios, escoger aquellas que sabes que luego no darán lugar al arrepentimiento, impedir que luego los sentimientos de culpabilidad atenacen tu existencia.
Esta etapa, me enseñó, si cabe, a ser más individualista, a vivir de puertas a dentro como realmente soy, huyendo de clichés y normas preestablecidas de como actuar correctamente en momentos puntuales. Actuar correctamente, para mi, es proceder según lo dictaminado por tú corazón y no responder a imagen y semejanza de como la mayor parte de la sociedad procedería, hacer lo que realmente quieres y no actuar según lo que la sociedad espera de tí.
Yo soy único, irrepetible, diferente. Ni mejor ni peor que los demás pero sin osadías, reclamo mi derecho a autoproclamarme de esta forma, para bien o para mal.
Y tú que me estás leyendo, igualmente eres único, irrepetible y diferente y estoy convencido de que mucho mejor persona de lo que actualmente lo soy yo. Ojalá el tiempo me permita llegar a superarme como persona para poder resultarle más útil a la sociedad.
Somos libres, por tanto, merecemos respetarnos y hacernos respetar, comprendiendo a los demás aúnque las más de las veces no podamos compartir sus valores y principios pero siempre asumiendo su DIFERENCIA.