Dedicado a quien da sentido a mi vida
Fruto del azar un día, nuestros destinos,
se
cruzaron en la via,
quedando
preso del fulgor de tu sonrisa,
y
entregándote cual suspiro el alma mía.
Desde
entonces a la fecha , nuestros nombres
van
unidos por los senderos de la vida
compartiendo
un beso en cada boca
y el
crepitar de dos almas que al unísono suspiran.
Un
par de rosas tiernas por testigo,
cincelé
con mis labios sobre tus nacaradas mejillas,
dándole
gracias a la dueña milagrosa
por
regalarme un querer, colmado de tanta dicha.
Que
dulces por siempre tus labios, aprisionando los míos,
y la
ternura de las manos, envolviendo mi cintura,
qué
suerte hallar en el ocaso de la vida,
quien
avive ese fugo que eternamente permanecía dormido.
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