Tenebrosa jaula de olvido envuelve,
miradas que se disipan en el tiempo,
anidan, apenas, camuflados reflejos,
que a su vida y palabras recuerdan.
Estrellas fugaces y extenuadas,
comienzan a regalarme su postrero suspiro,
mortaja para quien no permanece en el
corazón,
ni estática ni gravada para siempre.
Por un mar de vida, la memoria transita,
con instantes que marcan y laceran,
aún el pecho del más curtido,
¡huellas incandescentes que queman pero no
abrasan!
1 comentario:
Esta entrada no hace honor a lo que nos tienes acostumbrado. Me parece un post muy flojo y forzado.
Puede que para ti signifique mucho pero a mi me comunica más bien poco.
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