ANGELARTISTA
Eres auténtica porque eres distinta,
Tierna, pícara, dulce y melosa.
Esta es la historia de una pequeña gran estrella que se subió al escenario a la par que yo, pisando de puntillas y muy suavemente pero sabiendo a ciencia cierta que el centro del escenario sería el que la ayudara a erradicar su inseguridad.
Con el implacable devenir del tiempo, fuimos interactuando con el resto del grupo y aprecié sus avances en el camino de su autoafirmación. Luchaba contra su timidez y sus miedos y se superaba a diario, a base de pinceladas de humor que nos sorprendían a todos por su espontaneidad.
¡Incrédulo de mi!, jamás pensé que fuera capaz de irrumpir en el escenario cuando se encendieran las luces y se tuviera que enfrentar al público y cumplir con sus compañeros de reparto.
Me impactó observarla el día del estreno, serena, convencida y concentrada y con el aplomo que da saber el lugar que uno ocupa. En tanto yo, estaba desquiciado y me temblaban sobremanera las piernas. Semejaba habernos intercambiado los papeles, ella tan segura y yo tan dubitativo.
El aplauso del respetable, confirmó que se habían roto barreras, las de muchos pero las de ella también. Se había superado a sí misma, atrás quedaba ese nombre anónimo y diminuto porque desde ese preciso instante, había nacido una peculiar estrella que brillaba por méritos y con luz propia.
Tierna, pícara, dulce y melosa.
Esta es la historia de una pequeña gran estrella que se subió al escenario a la par que yo, pisando de puntillas y muy suavemente pero sabiendo a ciencia cierta que el centro del escenario sería el que la ayudara a erradicar su inseguridad.
Con el implacable devenir del tiempo, fuimos interactuando con el resto del grupo y aprecié sus avances en el camino de su autoafirmación. Luchaba contra su timidez y sus miedos y se superaba a diario, a base de pinceladas de humor que nos sorprendían a todos por su espontaneidad.
¡Incrédulo de mi!, jamás pensé que fuera capaz de irrumpir en el escenario cuando se encendieran las luces y se tuviera que enfrentar al público y cumplir con sus compañeros de reparto.
Me impactó observarla el día del estreno, serena, convencida y concentrada y con el aplomo que da saber el lugar que uno ocupa. En tanto yo, estaba desquiciado y me temblaban sobremanera las piernas. Semejaba habernos intercambiado los papeles, ella tan segura y yo tan dubitativo.
El aplauso del respetable, confirmó que se habían roto barreras, las de muchos pero las de ella también. Se había superado a sí misma, atrás quedaba ese nombre anónimo y diminuto porque desde ese preciso instante, había nacido una peculiar estrella que brillaba por méritos y con luz propia.