…”Hasta que no vacíes tu
alma de lo que te atormenta,
no podrás llenarla con lo
que te hará feliz”…
Yo de antemano, era perfectamente
consciente de que, cualquier día podría ser nuestro último día y sin embargo,
me aferraba a un imposible, a una idea que luego me dañaría como tantas veces
hiciera esa misma ofuscación. Al fin y al cabo, el amor se alimenta de
esperanzas, aún a sabiendas de que éstas, no llegarán nunca a cumplirse.
La luz que iluminó mi corazón, más
temprano que tarde, se apagaría irremisiblemente y un frío aterrador me
cercaría. Tal vez por ello o más bien a causa de ello, mi corazón se acostumbró
a ser un perezoso redomado, a latir más lentamente de lo que marcan los
parámetros de normalidad cardíaca.
Mi existencia, comenzó a ser una
incesante y contenida angustia, angustia por la espera de la llegada y
mayormente por la hora de la partida. Cada vez que te alejas, te llevas una
parte de mi vida y un trozo de mi corazón. Mi subconsciente corre tras de ti,
persiguiéndote y gritando que regreses para disipar todo mi desasosiego.
El aroma de tu cuerpo me asalta el
olfato en sueños, tu imagen me acorrala y juntos, vencidos por por la
verticalidad, caemos rendidos en ese preciso lugar donde más nos reconocemos,
nuestra cama, cómplice y confidente a la vez. Entonces, quisiera detener
nuestro mundo azul en un instante, y ser quien de hermetizar el fluir
desenfrenado de sentimientos.
Cuando te tengo en frente, me
observo reflejado en el brillo delator de tus ojos. Tu mirada es el espejo de
la mía, en ella veo reflejado mi destino, un abismo tan profundo, cuan oscuro y
sin embargo me precipito con una sonrisa en los labios y una satisfacción plena
que llena todos los vacíos acumulados en todo este corto espacio de tiempo en
que te tengo y disfruto. Siempre me produjeron vértigo los precipicios y ahora
camino decidido y anhelante para
despeñarme desde el iris cristalino de tus pupilas. Siempre sentí fascinación
por las miradas lánguidas y perdidas, cual eje de un tornado que me arrastra y
engulle hacia lo más profundo de ese abismo.
No dices nada, te lo callas todo y
sin embargo, regresas a mis brazos, reclamando el calor trémulo de mi piel que
le proporciona alas a tu cuerpo, antes de partir y olvidar toda esa pasión que
se desploma irremisiblemente del tálamo a ras de suelo.
Veneraré tu imagen o su recuerdo,
mientras tu voluntad lo permita o tal vez, incluso después de que me lo impida.
Todo lo que accede y traspasa el umbral de mi corazón, se queda prendado en él
y muy a tu pesar, eres ya parte de mi presente y lo serás también de mi futuro.
Tu ya vas conmigo, allí donde yo voy. Tú camino es el mío, dame fuerzas para
escalar la pendiente y no ser quien de claudicar en el intento. Esta vez,
tatuaré mi soledad, con tu nombre eternamente ausente.
2 comentarios:
Se aprecia cuan tocado te encuentras por la barita mágica del amor.
Es maravilloso descubrir y convivir con este sentimiento y extraordinario que sea recíproco por la otra parte de la pareja.
Deseo que aprendieras a querer y que te quieran
Con las palabras que manejas en el puzle, haces magia.
Tu encanto solo brilla porque denota que fluye de tu interior.
Es como si tu alma sobrevolara las pesadas cadenas que arrastras.
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