“No existe en mi alma espacio para una herida más”
La más hermosa y tierna era mi amor
y mi cálida mirada en su retina se
apagó,
su corazón noble, de mi vida se ausentó
y con la sutil huida, mi mirada congeló.
A esperar de nuevo que despunte el sol
y con su resplandor, ilumine tanto dolor,
que el cielo me devuelva con su fulgor
el trozo de esperanza y vida que me robó.
Ya que todo se ha ido, me quiero
marchar,
y tras mi estela permanecerá la verdad
de un amor que existió y un día se marchitó.