…”No me acostumbro a vivir
rodeado de sombras y ausencias”…
Cuando
te alejas,
inmóvil
acaricio la almohada triste
donde
a noche dormitó tu sonrisa,
me
quedo echando las cortinas
y
apagando las mil locuras
que
tus labios sobre mi piel,
dejaron
eternamente encendidas.
Cuando
te alejas,
continúo
edificando nuevas prisiones
para
cobijar tu alma fugazmente evadida,
imposible
alcanzar el cielo, sin tus alas,
la
quietud de la noche, refuerza el silencio,
silencio
mudo y forzosamente detenido
en
ese indeterminado instante que aún estabas.
Cuando
te alejas,
se
queda el universo huérfano, vacío
y
mis lágrimas, forman un lago de tediosa calma,
atesoro
todo el tiempo, para nada
ahogando
un nudo duro y tenso
que
antaño fuera melodía sonora en mi garganta.
Cuando
te alejas,
huye
tras de ti toda mi magia,
nada
de lo que un día tuve, retuve,
todo
aquello que se fue, no regresó
y
así, aunque rendida se muera la noche
jamás
en tu ausencia, despuntará el alba.